Crhistian Hidalgo
Karina Galarza
Linda Sánchez
Grupo de investigación Huella musical
Universidad INCCA de Colombia
RESUMEN
Un mindfulness musical es el producto de esta investigación, que emerge de una postura transdisciplinaria con el fin de encontrar nuevos mecanismos de concientización para generar empatía con el agua. Para ello, se enuncian planteamientos transversales que parten de la conciencia ambiental y permiten construir un producto artístico con bases psicológicas y semióticas. Luego, se desarrolla una propuesta, en la que el agua pasa a ser el protagonista de una historia donde adopta un cuerpo artificial, que, gracias a la música y la narración en la meditación, alteraría la percepción del receptor para que empiece a adjudicar elementos antropomórficos a este elemento de la naturaleza. Se concluye entonces, que la creación con base en una investigación influenciada por posturas de pensamiento sistémico o complejo, dan cabida a innovación artística con fines más allá del entretenimiento, que pueden ser sometidos en un futuro a experimentación social y/o psicológica.
Palabras clave: Transdisciplinario; mindfulness musical; empatía con el agua.
Abstract
A musical mindfulness is the product of this research, which emerges from a transdisciplinary position in order to find new awareness mechanisms to generate empathy with water. To this end, transversal approaches are enunciated that start from environmental awareness that allow to create an artistic product with psychological and semiotic bases. From there, a proposal is developed, in which water becomes the protagonist of a story where it adopts an artificial body. Thanks to music and narration in the meditation, it would alter the perception of the receiver in order to begins to assign anthropomorphic elements to this element of nature. It is concluded, that the creation based influenced by postures of systemic or complex thinking, give place to artistic innovation beyond entertainment, which may be subjected in the future to social and/or psychological experimentation.
Key words: Transdisciplinary; musical mindfulness; empathy with water.
Introducción
Empatizar con el agua, “ponerse en sus zapatos”, como objetivo, podría dar un giro al enfoque de campañas de concientización para este preciado y finito líquido. Porque, desde un hipotético, sentirse como el agua permitiría abrir una puerta a emociones como la compasión y la culpa al usarla, y, por ende, desencadenaría acciones en los individuos que disminuyan su huella de carbono. Estas posibles respuestas emocionales serían consecuencia de un fenómeno neuropsicológico conocido como “empatía”, una conexión afectiva con el otro que permite identificarse física y emocionalmente; factor que es estudiado con vehemencia en la meditación tipo mindfulness y la psicología musical. A raíz de esa convergencia, se aterriza una propuesta transdisciplinaria que acoge planteamientos de diferentes disciplinas, para generar un producto innovador llamado: Mindfulness musical, el cual alteraría la percepción del receptor al adjudicar elementos antropomórficos a una figura artificial del agua por medio la meditación y la música.
El mindfulness, un tipo de meditación bajo el lema de “atención presente”, hereda postulados del budismo, pero sin acceder a terreno espiritual, más bien, acoge las categorías metadisciplinarias de ejercicio contemplativo para hacer énfasis en la naturaleza de la respiración y la propiocepción, esto con el fin de reconfigurar el pensamiento y el sentir intra e interpersonalmente. En el caso de este texto, es un envase de reflexión consciente para los elementos configurados a priori por la convergencia transdisciplinaria. Tal cual lo estipula Brito-Pastrana y Corthorn (2018), el mindfulness es crucial para la mejora de: las habilidades cognitivas (concentración, atención y creatividad); la autoregulación emocional y manejo del estrés, la ansiedad y la depresión; la autocompasión y compasión hacia los demás.
La música, un tipo de arte, ha sido definida con disparidad a lo largo de la historia de la humanidad, y solo hasta hace un par de décadas, de la mano de la psicología musical y las neurociencias, se entiende como un medio de comunicación emocional. Esto explicaría su polivalencia, puede ser visto como un mero entretenimiento (como se la percibe la sociedad posmoderna), así como un importante abordaje terapéutico. En el caso de este texto, es una herramienta creativa que recibe la atención del receptor, y la redirecciona emocionalmente hacia una configuración antropomórfica del mensaje, así como lo estipula Hidalgo (2021), se trata de una disciplina artística que ha venido demostrando su capacidad para decodificar un cuerpo artificial inconscientemente en el receptor.
A nivel metodológico, se trata un enfoque cualitativo desde un paradigma de investigación-creación, el cual está siendo adoptado prioritariamente por los investigadores artísticos en Colombia, y que el ministerio de ciencias del mismo país define como (2022):
Los procesos de creación artística, al igual que la investigación, manejan estructuras disciplinadas y planificadas en donde la experimentación constante juega un rol importante en la consecución del producto final… Cuando estos procesos de creación convergen con diferentes metodologías de investigación es posible darles una trazabilidad, que permite evidenciar su aporte al estado del arte. De esta manera se construye el concepto de investigación-creación, el cual resalta las posibilidades de generación de nuevo conocimiento, desarrollo tecnológico e innovación que pueden surgir a partir de la diversidad de áreas de conocimiento existentes (p.1)
Es, conforme a lo anterior, que se discurre a partir de la didáctica expuesta por Manfred (2004), para estructurar una coordinación entre disciplinas que desemboquen en una propuesta transdisciplinaria, accediendo en materia de creación a la técnica del mindfulness musical como producto. Por ende, esta propuesta se inspira en el pensamiento complejo o sistémico, cobijando varios factores y relaciones interdisciplinarias. Se inicia, justificando la inclusión de nuevas técnicas para la concientización ambiental (biología e ingeniería ambiental), que sugieren perspectivas como las del paisaje sonoro y la acustemología, los cuales configuran conceptos semióticos para propuesta artísticas. Luego, se presenta una revisión valórica de esos conceptos, de los que destaca “la empatía”, y que pasa a ser objetivado a la luz de la música y el mindfulness. Finalmente, haciendo las veces de resultado, los autores presentan como creación: “La voz del agua”, un producto audiovisual que se espera en un futuro, pueda ser sometido a experimentación con técnicas de investigación social y psicológica.
Objetivo
Proponer artística y transdisciplinariamente, un mindfulness musical como herramienta para empatizar con el agua.
Métodos
Conciencia ecológica
El agua, es quizás el elemento más importante en la existencia de los seres vivos, por varias razones: gracias a la presencia de esta, se pueden llevar a cabo los procesos biológicos que permiten la supervivencia de los organismos; la subsistencia de ecosistemas naturales y regulación del clima dependen del agua; y, además, es necesaria para el desarrollo de la agricultura e industria para satisfacer las múltiples demandas del ser humano.
A pesar de su obvia importancia, la realidad es que el mundo ha perdido el 70% de sus zonas húmedas naturales en el último siglo (Mira, 2006). Actualmente, la cantidad de agua dulce no supera el 2,5% dentro de todo el planeta, y el crecimiento desproporcionado de la población conduce a sobreexplotación del recurso ejerciendo una presión antrópica tan fuerte que la escasez de agua es cada vez más evidente. Según la Organización de Naciones Unidas (Quintero, 2022) en el año 2020 se estimó que unos 2200 millones de personas carecían de agua potable y 4200 millones, el 55% de la población mundial, carecen de un sistema de saneamiento adecuado. Por su parte, Latinoamérica tiene la segunda mayor reserva de agua dulce en el mundo, y sin embargo muchos de sus habitantes no tienen acceso al agua potable y al saneamiento.
El actuar poco empático del ser humano frente al recurso, se evidencia en la falta de preocupación por el cuidado del agua, pensando en muchas oportunidades que es un recurso tan básico que estará disponible por siempre, o que es deber único de las ciencias ambientales encontrar una solución para la crisis en torno al agua, desligándose de su responsabilidad. Este comportamiento está muy ligado al fenómeno conocido como utopianismo tecnológico, una ideología basada en que los avances de la ciencia y la tecnología realizarán algún ideal utópico, en esta ideología se maneja un paradigma de futuro abierto, que puede ser completamente moldeado por la acción humana a su beneficio, ignorando completamente la disponibilidad limitada de recursos como el agua.
Sin agua no hay vida. El recurso hídrico ha sido aprovechado desde los orígenes del planeta tierra pues todos los seres vivos dependen de ella para su funcionamiento; a lo largo de la historia de la humanidad, este recurso ha sido una de las claves para el desarrollo y evolución socio-económica. Por ejemplo, las primeras civilizaciones que dejaron de ser nómadas, lo hicieron para asentarse en las orillas de los ríos lo que les permitió cultivar, domesticar animales y por supuesto su abastecimiento para consumo. A partir de esto, muchas civilizaciones y culturas como la romana desarrollaron sus vidas en torno al agua y su utilización.
A pesar de su importancia histórica y del papel relevante que tuvo el agua en algunas culturas ancestrales, se hace evidente en la mayoría de sociedades posmodernas que priorizan modelos neoliberalistas de pensamiento político, una ruptura de la relación con el medio ambiente y el agua, desde el momento mismo en que se comenzó a considerar únicamente como un recurso, esta insensibilización de las comunidades frente al preciado líquido hizo que no hubiese preocupación por su cuidado. Hoy en día, aunque su uso principal sigue siendo el consumo humano, es posible evidenciar cómo varios factores han incidido drásticamente en el uso que se le da al recurso y cómo estos nuevos usos generan un desbalance entre crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y bienestar social.
Si bien las ciencias pueden desarrollar avances beneficiosos para el cuidado del medio ambiente y optimización de recursos, es necesario aunar los esfuerzos de todas las personas para lograr el tan anhelado desarrollo autosostenible. Es decir, la capacidad de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas. Para ello se debería priorizar además de todas las acciones que se puedan desarrollar desde el campo técnico y tecnológico, una mayor cantidad de acciones que promuevan la educación ambiental y conciencia ambiental, incluso en campos que no parezcan alejados a sus objetos de estudio.
Nuevas percepciones sobre el medio ambiente
Abordar la complejidad de la problemática en torno al agua requiere de conocimiento más allá del monodisciplinario, precisa de herramientas diversas, porque la conexión con la naturaleza es una experiencia multisensorial. Para ello, interdisciplinas como el paisaje sonoro y la acustemología han recobrado la importancia de la percepción acústica, ya que existen mensajes que solo el oído puede decodificar del impacto ambiental, que no se perciben a simple vista. Llegan a explorar lo que significa el sonido del agua para el cuerpo y como dio génesis a otras formas de comunicación, como la música misma.
El paisaje sonoro, es un concepto que se desarrolla gracias al trabajo de Murray Schafer, y hace referencia al entorno ambiental percibido auditivamente. Este invita comprender lo que pasa acústicamente, a conocer y detectar falencias y fortalezas de los ecosistemas gracias a la escucha atenta. De hecho, el paisaje sonoro natural es una medida usada por biólogos para detectar la salud de determinado ecosistema.
Por ejemplo, Bernie Krause, músico y ecologista del paisaje sonoro, realizó grabaciones en un bosque que rodea Lincoln Meadow antes y después de una tala selectiva en la que se anunció que tal actividad no afectaría el bosque, y efectivamente de manera visual no fue brusco el cambio, pero auditivamente el oído cuenta una historia muy diferente, ya que se habían distorsionado sonidos de biofonía y geofonía (aves, insectos, arroyo). También ha estudiado los cantos y la comunicación entre animales silvestres, llegando a conclusiones alarmantes; sostiene que después de un análisis espectral se observó que las vocalizaciones de animales e insectos dejan nichos espectrales y estos al no escuchar los llamados de sus parejas podría derivar en la extinción de algunas especies Krause, así como Carlos de Hita, son testigos del cambio drástico en las grabaciones de paisajes sonoros, ya que antes podían obtener muchos sonidos en pocas horas de grabación versus la situación actual en donde cada vez es más difícil alejarse del ruido urbano y toma mucho más tiempo. De Hita, en un documental menciona que cada ser vivo tiene su propio sonido, tanto es así que en su trabajo de ingeniero de sonido dedicado toda su vida al sonido de la naturaleza puede reconocer que cada árbol tiene su lenguaje en relación con su forma, sus hojas y el viento, y que todos estos sonidos que representan un bienestar acústico están en peligro de extinguirse junto con sus vidas naturales frente a lo que representa la modernidad y su huella sonora.
Por otro lado, la acustemología, ciencia desarrollada por el investigador estadounidense Steven Feld, es una ciencia de finales del siglo pasado, que permite describir el acumulado de prácticas de escucha atenta, no intencional y sonidos del medio ambiente que se consolidan como cultura; en pocas palabras, es una disciplina que estudia la manera de ser y conocer a partir del sonido (Rice, 2018).
Feld, antropólogo y músico, ganó reconocimiento con sus estudios con las personas de una tribu en Nueva Guinea que descifraban el sonido del medio ambiente para entender: estaciones, patrones de migración, tiempo del día y altura/profundidad del bosque; esta relación con la acústica de la naturaleza era evidenciada en sus acciones diarias y expresadas por medio de la música (y el lenguaje). En especial el agua, cuyo caudal “fluye” por toda la selva, entra en el campo de visión de las personas y sale continuamente, pero siempre se escucha, esta capacidad del líquido permeó la manera en que la música tradicional de esa zona fluye también, la cual emerge y desaparece de la percepción inmediata y puede mantenerse en la memoria del oyente (Feld, 2013).
Al escuchar esa última idea es inevitable pensar que esto podría significar parte de la génesis del discurso musical. Al vivir con y dependiendo del agua, el ser humano ha recurrido a esta como fuente de creatividad e inspiración, dando cabida a características como: “Fluidez, micro variaciones, micro ritmos, variaciones espectrales y dinamismo son conceptos que definen la música y que también pueden servir para representar los movimientos y recorridos que emprende el agua en sus múltiples manifestaciones” (Cervantes, 2008, p. 1). De forma similar, en una acustemología sobre barcos que llevaban esclavos por el inconmensurable océano atlántico, el autor asegura, que el agua para estas personas representaba la permanente e irrevocable división con su hogar (Wilbourne & Cusick, 2020).
Esas características permean toda la música de los primeros humanos y se fusionó con la sustancia musical a tal nivel que trajo el interés de los músicos, por lo que hoy día no es un factor que haga parte de la teorización de la música occidental. Lo que sí tuvo relevancia en la creación musical tuvo que ver más con representar al agua a posteriori -ignorando su injerencia en la fluctuación de las notas hablada anteriormente-, en especial desde el impresionismo ya que los compositores empezaron a agregar títulos alusivos al contenido temático de la obra para el público, por ejemplo “La mer” de debussy; tal cual lo hace la denominada música programática. Vale aclarar que toda esta significación que se busca plasmar en la obra, ignora muchas veces el contenido latente de las manifestaciones sonoras del medio ambiente, impidiendo que el oyente que desconoce información sobre la obra como el título o compositor, no pueda entender que en efecto una pieza musical trate sobre agua, por ejemplo.
Posturas ideológicas como las planteadas anteriormente podrían ser abordadas desde la educación ambiental, y con esto, ampliar el campo de acción de la concientización por el medio ambiente.
Empatizar con el medio ambiente
La educación ambiental se define como pensamientos y acciones que busca construir cambios individuales y colectivos hacia un desarrollo autosostenible. A partir de esto, podría considerarse que este tipo de procesos juegan un papel fundamental en el comportamiento de la sociedad, ya que pretenden aumentar el conocimiento de los problemas locales para poder entender mejor los efectos globales. Por ello, se requiere de una postura crítica, sistémica y constructiva, para conectar los problemas ambientales con los económicos, sociales y culturales, y así promover una ética de equidad y solidaridad y proporcionar los instrumentos necesarios para la toma de decisiones en un marco general de participación y conducta sostenible (Musitu, 2020).
Sin embargo, la educación ambiental, aunque cumple un papel fundamental como agente fortalecedor y catalizador de los procesos transformadores, no es per se gestora de procesos de cambio social. Habiendo dicho esto, es importante entender la educación ambiental como una herramienta fundamental para realizar cambios en el conocimiento, los valores, la conducta, la cultura y los estilos de vida para alcanzar la sustentabilidad.
Teniendo en cuenta lo mencionado sería necesaria la aplicación de otra estrategia para el cambio de paradigma. A ese respecto bien mencionaba Jeremy Rifkin (2010): “La reconexión con la biósfera es una experiencia empática que debe sentirse tanto emocional como intelectualmente para ser significativa” y que además “debe ponerse en práctica” (p. 601). Sí hay empatía, se puede sentir el llamado al cuidado de los ecosistemas, no sólo porque interese vitalmente su preservación, sino porque se respetan en sí mismas sus características de identidad, evolución, estética, biodiversidad y equilibrio natural. También por el sentimiento de pertenencia y co-participación, todavía muy poco desarrollado (Sgaramella, 2015).
Frente a esto, ¿cómo saber si es realmente posible proteger formas de vida no humanas a través de la inducción de empatía y necesidad de protección a otros? Algunos investigadores estudian la empatía con la naturaleza recurriendo a la teorización proveniente del campo del altruismo para proponer que el tipo de preocupación ambiental que manifiesta una persona está relacionado con el grado en el que la persona se encuentra interconectada con la naturaleza.
La empatía con el medio ambiente se define en el contexto de las relaciones interpersonales como una reacción emocional congruente con el estado emocional del otro e idéntica o muy similar a aquello que la otra persona está sintiendo o podría llegar a sentir. Hay un cierto consenso al considerarla como la comprensión y el intercambio de la experiencia emocional de otra persona u objeto.
Es así como se puede considerar que, las personas con una mayor empatía con el medio ambiente natural se implican de manera activa en acciones que minimizan la crisis ecológica actual, es decir que además de tener una preocupación por el futuro del medio ambiente, estas personas deciden tomar acciones hacia ese cambio de paradigma. Este vínculo entre la empatía y la conducta proambiental se fundamenta en la percepción de la Tierra como un organismo vivo configurado por las relaciones interdependientes, emocionales y cognitivas que se expresan en conductas proambientales.
Música y empatía
Gracias al padre de la semiótica Charles Pierce, el mundo pudo ver el descenso del lenguaje como referencia absoluta de todos los procesos comunicativos. Esa nueva vertiente en la estructura misma de los procesos de comunicación (basada en un sistema de “signos”), dio paso a una preocupación por develar los misterios detrás de las palabras, como las respuestas corporales, gestos y las emociones circunscritas en ellos. Fue allí entonces que la investigadora Sussan Langer, en su libro “Feeling and Form” (1953) deconstruye las similitudes entre el contenido emocional expresado en la música y las que experimentan los seres humanos en sus vivencias y mientras escuchan el arte de las musas. Aunque Langer no se apresura a concluir que las emociones humanas encuentran su forma icónica (signos con el mismo contorno físico del objeto a representar) en la música, el semiólogo Eros Tarasti toma el riesgo e incluso somete a análisis al “cómo” de ese predicamento.
Tarasti en su obra “Los signos de la historia de la música” (2008), decanta los planteamientos de Langer y otros investigadores de la percepción musical, para desentrañar los procesos que usa la música para comunicar emociones y sentimientos. Para esto, retoma el concepto de la “actoralidad” (Greimas & Courtés, 1979) para explicar que dada la simetría a la que son sometidos los motivos melódicos, rítmicos y armónicos por parte del compositor, se engaña a la mente haciéndole creer que está presenciando a otro de su especie. Aunque fue enunciado así, la idea planteada anteriormente, no se logra dilucidar en su totalidad analizando a Tarasti únicamente, se tienen que juntar planteamientos de la simetría desde la escuela de psicología de Gestalt y su análisis en la música por Leonard B. Meyer (1956); para así concluir con una base semántica y una experiencia constatada en psicología el concepto de la personificación (casi un sinónimo del otro) o actoralidad en la música.
Con ayuda de estudios en cognición del neurocientífico Antonio Damasio (1996), se puede extrapolar un entendimiento de las emociones y su resultado en el cuerpo como una “imitación” de las neuronas espejo al cuerpo expresado en la música. Entrando más en el tema, Damasio, propone la hipótesis de los “marcadores somáticos” de las emociones, en la cual se sugiere que las respuestas corporales inconsciente a situaciones proclives a contenido emocional, hacen reaccionar a las partes del cuerpo como una expresión de las formas icónicas de las emociones. Si se extrapola lo anterior, tomando a la música como una de esas “situaciones”, adicionando la teoría de Brecvema de la percepción emocional del psicólogo musical Patrik Juslin (2019), se puede determinar por ejemplo: al baile un análogo de la métrica de la obra, que a su vez significa y altera el pulso cardiaco del oyente en conexión con la obra suscitando emociones con ese mismo pace; la reacción del tallo cerebral a música que obliga a prestarle atención, provocando al oyente girar su cuerpo hacia la fuente de los sonidos y prestarle atención como si una persona le estuviera hablando; la conexión empática con el receptor que le hace experimentar emociones similares a las del emisor, debido a las neuronas espejo, cuya función es imitar la acciones percibida y descifrar la intención del “otro”; entre otros.
De esto último, se desencadena la posibilidad de poner a prueba hasta dónde pueda la empatía significar las emociones del emisor y qué dice eso del oyente en sí. Ahora bien, gracias a la neuroimagen, ya se ha constatado que al escuchar música se produce la respuesta afectiva “empatía”, en el receptor, debido a la activación en el cerebro de las áreas premotoras (una ubicación de las neuronas espejo) y el sistema límbico (lóbulo interior que gobierna las emociones) que son las zonas que se vinculan a la empatía; fuera de la obvia sinapsis en la corteza auditiva. Así mismo, furor hoy en día, se realizan una serie de investigaciones de la percepción musical, donde se evalúan las implicaciones de un alto o bajo nivel de empatía en el gusto musical y en la madurez emocional (Baron-Cohen, 2009).
Para completar el rompecabezas, hace falta un lugar que priorice un enfoque reflexivo hacia la música, uno que la sociedad líquida pueda adoptar informacionalmente. Es entonces que la meditación en auge actualmente: el mindfulness, puede adoptarse como vehículo para diferentes propuestas, ya que crea un espacio de contemplación presente mientras el usuario construye nuevas formas de pensamiento y sentir. De hecho, la conexión entre música y mindfulness es un campo que también es usado hoy en día en contextos educativos polivalentes (Moret et al., 2016).
Resultados
“La voz del agua”, es el nombre del proyecto de Mindfulness musical que emerge de la convergencia antes expuesta. Se trata de una meditación guiada de tipo audiovisual, que cuenta la historia de un viaje a la reserva natural del Cajas en Ecuador (parque con reservas importantes de agua), en el cual el agua es un personaje que llama al receptor a escuchar su voz y una canción que ella misma canta. Para llevar a cabo el producto, se tuvo en cuenta una perspectiva en primera persona y un formato para celular en miras de usar un formato acorde a la era digital y a inmersión que se tenía en mente. Durante el recorrido por el parque se pueden apreciar paisajes y sonidos que vienen de todas las direcciones, mientras la narradora de la meditación va dirigiendo la atención a elementos que sugieren un cuerpo artificial del agua.
El parque natural “El cajas”
El Parque Nacional Cajas se encuentra ubicado en la provincia de Azuay, en el sur del Ecuador, cuenta con una extensión de 28544 hectáreas, es un área protegida que alberga recursos naturales y culturales. En la zona, la cordillera forma altiplanicies que hacen que El Cajas se encuentre lleno de cuerpos de agua: se han contado cerca de 165 lagunas con más de 1 hectárea de superficie y 621 con menos de 1 hectárea. Debido a la cantidad de lagunas, la presencia de aves migratorias y la importancia que tiene la capacitación, almacenamiento y provisión de agua para las poblaciones cercanas, fue reconocido como sitio Ramsar o Humedal de Importancia Internacional (MinAmbiente de Ecuador, s.f).
El macizo de El Cajas se encuentra ubicado en la parte más cercana de los Andes ecuatorianos al océano Pacífico, lo que hace que las estribaciones occidentales de la cordillera reciban en muy poco tiempo los vientos cargados de humedad que se dirigen hacia el este. Otro aspecto que ha marcado la vida en esta área protegida son los innumerables valles que existen producidos por el avance y retiro de los glaciares hace miles de años. El agua desciende del páramo hacia bosques y ciudades en ambos flancos, originando hacia el oriente los ríos Tomebamba, Mazán y Yanucay (MinAmbiente de Ecuador, s.f).
En cuanto a biodiversidad, la mayor parte de El Cajas tiene un ecosistema de páramo mezclado con bosquetes de árboles de papel (llamados localmente quínoas) y lagunas. En las bajas, bordeando los 3.200 metros de altitud, hay también bosque andino. En el parque se han registrado 600 especies de plantas vasculares, 43 mamíferos, 157 de aves, 17 de anfibios y 4 de reptiles. En el parque también se encuentran arbustos como senecios, chuquiraguas y borracheras, totoras y equisetos, adicionalmente hay varias especies endémicas como la sarashima, el papiro de la laguna Toreadora y dos especies de valeriana (MinAmbiente de Ecuador, s.f).
Parámetros generales
Según los planteamientos transdisciplinarios, el proyecto debería priorizar que el agua sea el protagonista de la historia, y no solo en el sentido de objeto, sino antropomórficamente hablando. Es decir, el agua, será narrado durante la meditación guiada con una perspectiva de héroe, con la cual, el oyente podría terminar empatizando, tanto con su historia como con su forma humana artificial. Adicionalmente, se dota a las reacciones físicas del video de pequeñas composiciones musicales, para ampliar el nivel de impacto emocional y llevar al receptor a sentir al agua. Finalmente, el recorrido culmina en una laguna donde se escucha “La voz del agua” en una canción que dice lo siguiente:
La humanidad es fiel sola a sí misma y yo
Sigo dando, sin descanso, pero mi cuerpo desaparece
Al no encontrarme, vendrán llorando
Agua, lo siento.
Conclusiones
El mindfulness musical es una herramienta, que puede emplearse con diferentes propósitos, pero de interés particular de este texto, resulta útil para abarcar la compleja problemática del cuidado del agua en relación a la falta de empatía hacia el medio ambiente. La música moderna se fundamenta en categorías humanistas, de orden antropomórfico, que, si son estructuradas para un sentir determinado, pueden suponer un modo de influencia psicológica. Adicionalmente, la cadena de valor transdisciplinaria que adopta esta investigación se consolida al momento de reconocer que las diferentes disciplinas que tratan al agua y sus vicisitudes coinciden en la falta de empatía de las personas hacia ella.
Si bien el proyecto cumple con su enfoque teórico y práctico, se requiere de un acercamiento adicional de tipo experimental para evaluar el alcance de la influencia del producto en el receptor.
Referencias
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