This paper proposes to establish the border-la frontera- as a field of play in itself, and not in relation to the center, which is helpful in swinging the pendulum towards acknowledging how autonomy and freedom can foster a greater sense of community, belonging and empowerment through dance in higher education.
Since I started teaching at The University of Texas at El Paso (UTEP), I begun questioning the idea of a “universality” of dance pedagogy versus a context driven one. Is dance pedagogy a set of “rules” or guidelines that can be replicated and reproduced globally? Is this a case where the disciplinary content prevails over the historic, cultural, and social realities of where and whom we teach? As Linda Ashley illustrates in her book “Dancing with Difference; Culturally Diverse Dances in Education” “In dance education recognition of cultural values and significances is crucial in a postmodern age where cultural plurality and difference are concomitant with social justice” (3)
So what are the cultural values and significances that characterize the US/Mexico border? And how can I incorporate them into my dance pedagogy class? In other words, what is missing in a dance pedagogy syllabus that is specific and particular to the US-Mexico border? What guiding principles should I use to position my course within the larger project of social justice and social mobility that has characterized UTEP mission and vision for the past 30 years? What is the border narrative and the radical pedagogy that stems from it?
The Paso del Norte region is the biggest bilingual/binational community in the world. The actual socio-political context of this US-Mexico border region, including the demographic profile of UTEP students, mainly LatinX and first generation, and low-income, needs to be fundamental to a fresh and realistic look at the profound reasons and values for a course in dance pedagogy, which addresses why and how we teach dance and, more broadly the performing arts, in the 21st century.
Through self-ethnography, performative writing and a qualitative approach to research, I ask how can I aid my students in gaining a sustainable pedagogical knowledge that can contribute to, and foster a peaceful dialogue across the US-Mexico border? How can bilingual fluidity between Spanish and English become an embodied practice in the corporeal exchange between students and teachers, nurturing learning communities that ethically support free migration through national and identity borders? Analyzing, reconfiguring and implementing the principles I believe characterize the frontera pedagogyallows dance educators and their students to begin exploring a shift and reclamation of art education in relation to the local specificity of the frontera, without loosing sight of the global discourse.
Examples of students success stories, practical tools and self discoveries will be shared in the final section of the paper, where this radical pedagogical approach based on the frontera unique advantages, opens the door to a structure that use de-centering as a responsible act of care.
Desde que comencé a enseñar en la Universidad de Texas en El Paso (UTEP), comencé a cuestionar la idea de una “universalidad” de la pedagogía de la danza versus una basada en el contexto. ¿Es la pedagogía de la danza un conjunto de “reglas” o pautas que se pueden replicar y reproducir globalmente? ¿Es este un caso donde el contenido disciplinar prevalece sobre las realidades históricas, culturales y sociales de dónde y a quién enseñamos? Como ilustra Linda Ashley en su libro “Dancing with Difference; Culturally Diverse Dances in Education” “En la educación de la danza, el reconocimiento de los valores y significados culturales es crucial en una era posmoderna donde la pluralidad y la diferencia cultural son concomitantes con la justicia social” (3)
Entonces, ¿cuáles son los valores y significados culturales que caracterizan la frontera entre Estados Unidos y México? ¿Y cómo puedo incorporarlos a mi clase de pedagogía de danza? En otras palabras, ¿qué falta en un programa de estudios de pedagogía de la danza que sea específico y particular de la frontera entre Estados Unidos y México? ¿Qué principios rectores debo utilizar para posicionar mi curso dentro del proyecto más amplio de justicia social y movilidad social que ha caracterizado la misión y visión de UTEP durante los últimos 30 años? ¿Qué es la narrativa fronteriza y la pedagogía radical que se deriva de ella?
La región Paso del Norte es la comunidad bilingüe / binacional más grande del mundo. El contexto sociopolítico real de esta región fronteriza entre México y Estados Unidos, incluido el perfil demográfico de los estudiantes de UTEP, principalmente latinos y de primera generación, y de bajos ingresos, debe ser fundamental para una mirada fresca y realista a las profundas razones y valores para un curso de pedagogía de la danza, que aborda por qué y cómo enseñamos la danza y, en términos más generales, las artes escénicas en el siglo XXI.
A través de la autoetnografía, la escritura performativa y un enfoque cualitativo de la investigación, pregunto cómo puedo ayudar a mis estudiantes a obtener un conocimiento pedagógico sostenible que pueda contribuir y fomentar un diálogo pacífico a través de la frontera entre Estados Unidos y México. ¿Cómo puede la fluidez bilingüe entre el español y el inglés convertirse en una práctica incorporada en el intercambio corporal entre estudiantes y profesores, alimentando comunidades de aprendizaje que apoyen éticamente la libre migración a través de fronteras nacionales e identitarias? Analizar, reconfigurar e implementar los principios que creo caracterizan a la pedagogía de la frontera permite a los educadores de danza y a sus estudiantes comenzar a explorar un cambio y reivindicación de la educación artística en relación con la especificidad local de la frontera, sin perder de vista el discurso global.
En la sección final del artículo se compartirán ejemplos de casos de éxito, herramientas prácticas y autodescubrimientos de los estudiantes, donde este enfoque pedagógico radical basado en las ventajas únicas de la frontera abre la puerta a una estructura que utiliza el descentramiento como un acto responsable de cuidado.